lunes, 5 de octubre de 2009

Los propósitos

   Llegado a éste punto, (historia más fuga) un componente exigido es dotar al personaje de un propósito. (Superobjetivo, necesidad dramática, incluso motivación, el nombre pude ser variable).  Aquí es conveniente establecer una distinción, los personajes de todo relato poseen siempre dos tipos de objetivos, uno Mediato y otro Inmediato.

 El objetivo mediato es un objetivo general, que puede o no ser expresado, en el cine industrial generalmente lo es y puede incluso ser enunciado por una negativa. Se corresponde con un horizonte de expectativas digamos que de largo plazo y que puede o no influir sobre la trama directamente.

 El objetivo inmediato, en cambio se corresponde con el desarrollo del relato y es el vector de contacto con la exigencia del espectador.

 Es común escuchar acerca de filmes en los que no pasa nada, cuando en realidad lo que pasa es que éste objetivo mediato está subordinado a otro inmediato que generalmente (podríamos decir que excluyentemente) permanece oculto para ser extrapolado por medio de una operación más críptica aunque no siempre más compleja.

 En éstos casos el objetivo mediato, siempre más pretencioso, es el que regula los tiempos del personaje y se expone casi siempre mediante una versión negativa.

 Los objetivos inmediatos, en éste caso se proponen siempre de manera aleatoria o indirecta, (compartir un fin de semana, conseguir un trabajo, comprar un auto, visitar a la familia, o simplemente, pasar el tiempo) se trata de ofrecer una parte por el todo. La parte es una construcción analógica que presupone un itinerario para el entendimiento del objetivo mediato. 

En el cine industrial en cambio, el objetivo mediato resulta fundacional, para poner en marcha el mecanismo narrativo, alguien tiene un objetivo y lo expresa de manera tal que : el espectador salga en una dirección predeterminada.  alguien o algo interrumpe el equilibrio del personaje proponiendo una reacción específica.

A través de éste vector se articula el relato y se realizan las operaciones de reconocimiento.

 Este objetivo inmediato de ninguna manera es único y excluyente, por lo general y no se si felizmente, éstos objetivo mediatos son barridos por otros que dan origen a una nueva peripecia, en algunos casos proponiendo una progresión creciente, en otras amontonando una serie de eventos que solo siguen un patrón de intensidad visual.

 Esta fase final de construcción de personaje es de vital importancia, incluso tal vez más que toda la precedente porque define al tipo del film que nos proponemos desarrollar.

 Entiendo, y es probable que me equivoque, que la exposición de un personaje sin objetivos sean éstos mediatos o inmediatos es una utopía infantil solo reservada a quienes ex profeso intentan renunciar a la base de institución cinematográfica, es decir a la pretensión de decir. El cine de ficción es un cine de personaje y el contrato tácito demanda ésta presencia y mal que nos pese, ante su ausencia, el espectador la construye, indefectiblemente.

 La exposición grosera tampoco resulta siempre alentadora, lo es en cierto tipo de relatos en los que lo que está en juego a nivel narrativo ofrece alguna aspiración superior a la resolución de la peripecia y fundamentalmente en los relatos genéricos que proponen una competencia de astucias que debe ser honrada, pero la pretensión de velocidad, cuanto antes se sepa mejor, cuanto más claro sea mejor, por lo general da lugar a situaciones repetitivas.

El tiempo y el espacio para desnudar ésta condición parece ser la clave del estilo.

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