miércoles, 9 de septiembre de 2009

Las subtramas

Las subtramas son siempre relatos complementarios que poseen ( o debieran poseer) una unidad dramática, una progresión creciente y un funcionalidad periférica, se justifican desde dos perspectivas, la más saludable es aquella que se establece como un espejo para que nuestro núcleo narrativo alcance mayor significación, la menos saludable es aquella que propone un artilugio para convocar momentos de tensión sobre el relato, fuera de la órbita del protagonista. Un publicista mientras discutíamos los ejes de una campaña, me propuso en una ocasión, no sin astucia, una simpática analogía: si arrojamos veinte pelotitas de tenis desde un escenario hacia un auditorio, nuestra posibilidad de que alguien atrape una, es mayor que si arrojamos una sola pelotita. Con la salvedad de que el lenguaje publicitario guarda escasos puntos de contacto con el largometraje, la primera imagen que se me presentó fue la de un conjunto de pelotita tiradas en el piso, un grupo de espectadores desencantados y una minoría preguntándose si no atraparon la pelota incorrecta. Esta analogía puede ser válida para los discursos de convocatoria, las primeras planas de los diarios, la publicidad, los trailers de promoción, las tiras televisivas, incluso las colonias de vacaciones, y las carreras universitarias, pero resulta de escasa utilidad para la escritura de una obra conclusa. 

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