lunes, 17 de agosto de 2009

Dos puertos conjeturales

Es el establecimiento de los dos extremos del abismo figural al que hacíamos referencia que que no necesariamente corresponden con el inicio y el final del film

Estos espacios corresponden a un itinerario que se relaciona con el decir,

¿Qué es lo que quiero decir?

¿Cuál es el objeto de mi discurso, mi premisa, mi exploración estilística?  ¿De dónde salgo y hacia dónde voy?

La estructura correcta es aquella, que entre el amplio catálogo de estructuras posibles permite articular de una forma eficaz la forma y el contenido propuestos en una unidad dramática necesariamente fundamentada. 

Elegir, siempre elegir

Cualquier formato implica una elección que deja afuera otros modelos históricos.

Partir de una estructura es condicionar el relato al cumplimiento de éstos parámetros, y por tanto restringir sus posibilidades, pero no es el único pecado estructural.

La falsa fuga de éste encierro narrativo se establece generalmente mediante la restricción inversa a éstos mecanismos supuestamente empobrecedores representados por la estructura clásica, ya sea estableciendo una serie de mecanismos de manipulación temporal, (inversiones, flashbacks, recurrencias cíclicas) que ofrece la sensación de una estructura,  a veces lábil y a veces compleja, que se sitúa en las antípodas del modelo clásico, o proponiendo al relato como un espacio continuo que expone un vacío, una atenuación de los estímulos significantes en aquellos sitios en los que la estructura clásica expone sus  pilares básicos.

La manera en que querrámos decir lo que queremos decir definirá el concepto de estructura.

 

La trampa de la estructura

Es verdad que muchos de los filmes que conforman el cuerpo central de la cinematografía obedece a una estructura que parece predeterminada, sin embargo de ninguna manera su eficacia puede ser producto del cumplimiento de éstas normas.

 

Tambien existen muchos filmes que tienen una sólida estructura y son ineficaces, así como otros tantos con una estructura desprolija que cumplen con su mandato artístico, nos emocionan, nos sorprenden, nos indignan, nos condicionan.

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